La primera etapa del proyecto de arrecifes artificiales en Playa Blanca concluyó exitosamente luego de la inmersión de 14 estructuras tipo “campana”, conocidos también como “reefball”, los cuales servirán de hogar, escondite y habitad para muchas especies marinas del Humedal Marino de Playa Blanca, en Punta Leona.

La idea surgió hace más de un año gracias a la iniciativa de Boris Gordienko, presidente del Hotel y Club Punta Leona, y para su consecución contó con el importante apoyo de Mareblu -Organización de Conservación Ambiental-, el Nucleo Naútico Pesquero del INA en Puntarenas y la empresa de buceo Dive Costa Rica.

“Vamos a voltear nuestra mirada al océano. Replicando los beneficios que nos ha traído reforestar nuestros bosques, vamos a “reforestar” ahora nuestros arrecifes. Al igual que con el proyecto de la Lapa Roja que inició mi padre hace mas de 20 años, el cual hoy en día es un éxito y orgullo de la comunidad, esta iniciativa será parte de nuestro ADN también.  Cuando se visita Punta Leona, será sinónimo de conservación de la Lapa Roja y los arrecifes marinos”, destacó Boris Gordienko.  

 

Modelo comprobado

 

Según Carlos Pérez, biólogo del INA que acompañó el proyecto, dentro de las medidas de restauración y rehabilitación de ecosistemas costeros, los arrecifes artificiales representan una herramienta de ordenación y protección ecológica. “Hay numerosos ejemplos a nivel mundial donde estas estructuras se han usado para realizar varias funciones, entre ellas la protección física de ecosistemas sensibles y frágiles, la adición o reposición de la complejidad de hábitat, la creación de nuevos sustratos y la sustitución de un recurso socioeconómico, entre otros”.

Para César Vargas, gerente de Relaciones Corporativas y encargado del proyecto, esta es una iniciativa integral, que demuestra una preocupación genuina por practicar turismo sostenible. 

 

“En Punta Leona los arrecifes se instalarán dentro del Humedal Marino de Playa Blanca con la idea de generar múltiples beneficios entre los que se cuenta la restauración ecológica de los arrecifes coralinos y la vida marina de Playa Blanca y el Golfo de Nicoya, generar nuevos puntos de actividades turísticas recreativas como snorkeling, buceo o snuba, atraer estudios científicos y educativos nacionales e internacionales, así como beneficiar a las comunidades pesqueras de la zona”.

Largo camino

 

La inmersión de los arrecifes tardó más de los previsto gracias a los efectos de la Pandemia, pues inicialmente se esperaba poder realizarlo en Semana Santa y no en diciembre, como ocurrió.

Para llegar hasta aquí, en agosto del 2019 y durante cinco meses se iniciaron los monitoreos científicos previos para investigar la zona, se delimitó con un transecto submarino de 100mts de longitud  y se procedió a analizar aspectos como los niveles de nutrientes en el agua, la velocidad y dirección de las corrientes, la vida marina presente en la zona, profundidad, penetración de la luz, entre otros.

Paralelo a la etapa de investigación se tramitaron los permisos antes las autoridades competentes, en este caso otorgados por el SINAC.

Posteriormente se inició la construcción de los arrecifes, los cuales contienen una mezcla de cemento especial, así como una serie de aditivos que permiten igualar el Ph del agua de mar, así como propiciar una mejor adherencia de la vida marina.

 

Es importante mencionar que varias empresas y organizaciones quisieron patrocinar algunas de las estructuras como parte de sus proyectos de Responsabilidad Social, las cuales llevan una placa en reconocimiento a este aporte. Estas son Integra Kapitales, Residencias Punta Esmeralda, Funda Kohli y la tienda de pesca CR Primo. 

De las 14 estructuras que se colocaron, las más grandes tienen un peso aproximado de  600kg, otras medianas de 350kg y las pequeñas de unos 200kg. La idea es colocar más arrecifes artificiales este año con el objetivo de ir formando una especie de “corredor biológico” y contar con uno de los proyectos de este tipo más grandes en la región.