Hay personas, sobre todo adolescentes y jóvenes, que no quieren quitarse la mascarilla y ven con ansiedad que llegue ese momento. Sobre todo porque les provoca una sensación de vulnerabilidad y desprotección

 

El «síndrome de la cara vacía» no está en los manuales de psicología ni tiene un diagnóstico en los libros de los trastornos mentales. Pero está en la calle. 

Ese sentimiento, hasta ahora nuevo y sin clasificar, se suma al «síndrome de la cabaña», que nació tras el confinamiento y que se refleja en personas que se relacionan físicamente lo mínimo imprescindible, porque prefieren estar la mayor parte del tiempo en la seguridad de su hogar. 

El «síndrome de la cara vacía» está formado por «un conjunto de síntomas que se relacionan con la ansiedad y que aparecen con la retirada de la mascarilla e incluso con el miedo a que se elimine esa medida», explica a este portal Georgina del Valle, psicóloga infantojuvenil. «Y esto ocurre sobre todo en adolescentes, provocándoles angustia y una sensación de vulnerabilidad», continúa.

«El problema llegará cuando por el hecho de quitarse aparezcan comentarios negativos sobre su imagen», lo que podría generar «inseguridades y acentuar complejos». Y esto podría llevar, incluso, a que no se sientan a gusto en su grupo de amigos. 

 

«Síndrome de la cara vacía»: ¿a quién afecta?

Hay determinadas personas que pueden tener más probabilidades de desarrollar esta reticencia a quitarse la mascarilla:

Con perfil ansioso de base, o personas que ya han tenido previamente algún episodio relacionado con la ansiedad o que tienen diagnóstico de algún trastorno de ansiedad (fobias específicas, fobia social, agorafobia, ansiedad generalizada, ataques de pánico…).

Personas con tendencia a la hipocondría.

También quienes tienen una timidez extrema, de perfil inhibido, con complejos físicos (especialmente el trastorno dismórfico corporal ) pueden ser más proclives a desarrollar este síndrome, ya que suelen vivir las relaciones sociales con mucha mayor ansiedad.

 

Cómo hacer frente a los síntomas del ‘síndrome de la cara vacía’

«Se debe plantear como una fobia», cuenta Del Vall, porque los sentimientos son los mismos: «miedo e inseguridad».

Y la forma de superar los trastornos de ansiedad como son las fobias es enfrentarse a ellos. «Hacer una exposición gradual y teniendo en cuenta que todos necesitamos un proceso de adaptación a los cambios».

«Hemos tomado una conducta de protección y la hemos extendido a una protección psicológica. Una barrera que hace que nos mostremos menos, ocultemos nuestros defectos… Una manera de ocultarnos».

Por eso es fundamental «darse un tiempo para adaptarse».

Si genera ansiedad o inseguridad, la especialista propone crear una lista de situaciones para ir practicando: desde situaciones fáciles, como podría ser salir a la calle sin mascarilla, a otras más complejas.