Los primeros meses de pandemia, la incertidumbre y el temor a lo desconocido, así como el bombardeo de malas noticias, hicieron que muchas parejas se refugiaran y hasta se aislaran del mundo exterior y sus distracciones.
 

Los meses siguientes dieron tiempo para elevar la frecuencia de las relaciones sexuales entre ellos, para conectarse y recuperar ciertas rutinas dormidas, como observar atardeceres desde el balcón, compartir una botella de vino o encender velas y tener una cena romántica sin salir de casa.

No obstante, después de septiembre los psicólogos empezaron a hablar del “agotamiento de la pandemia”, una especie de limbo, de tiempo de espera marcado por el estrés económico en muchos casos, por los problemas derivados de la virtualidad en la educación de los hijos, o simplemente la falta de oxígeno que antes cada uno encontraba en su respectiva oficina, en las vacaciones, en los viajes de trabajo, en las reuniones sociales, en la visita a amigos o en la valiosa soledad del silencio absoluto y total. Sin el otro.

Es bueno que las parejas, ya después de pasado este primer periodo de pandemia, se repiensen: ¿Buscaban una vía de escape en su cotidianidad, en su trabajo, porque realmente hay problemas de fondo? ¿No pudieron ponerse de acuerdo con las rutinas del hogar, las tareas, la casa, los hijos, durante la pandemia? ¿Se hastiaron de estar con el otro todo el tiempo sin tener espacios individuales? Sea cual sea el caso, lo mejor es pensar a fondo la relación antes de tomar una decisión radical. Buscar terapia de pareja, para que puedan tomar una decisión certera”, explica Ana Cristina Mallarino, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja.

En el aspecto sexual la experta hace hincapié: “A veces las parejas sexualizan demasiado la relación, es decir, todo se vuelve genitalidad, coito, pero se pierde la seducción por la pareja, el entusiasmo, la alegría, la sorpresa. Si se acaba la intimidad emocional, el sexo se vuelve realmente una carga más”, añade Mallarino.

Hay personas que dejaron de arreglarse en pandemia y viven en pijama. Cuidado. Siéntase deseable.

Estrés, la otra pandemia

Ezequiel López Peralta, sexólogo y conferencista argentino, advierte que el estrés de este periodo inusual es uno de los principales saboteadores de la pareja.

Hemos pasado meses con mucha presión, con muchas preocupaciones, con una gran incertidumbre con respecto al futuro, con mucho miedo a perder el empleo, a que la plata no alcance, a que no se resuelva la situación, en fin. Muchos miedos y poco placer. Esto es lo que hace que las parejas se hayan agotado”, explica Ezequiel.

Otro factor que señala el sexólogo es la gran dificultad para encontrar un espacio de intimidad en el cuál conectarse, porque la casa está llena, no solo de hijos sino también de reuniones, clases, sesiones de Zoom, llamadas de oficina, teletrabajo, noticias malas en la tele, etc. “En ese contexto, la sexualidad también se ha empobrecido mucho, tanto en el tiempo que se le dedica, como en el rendimiento y la calidad”, dice Ezequiel.

Y advierte que las parejas con más posibilidades de ruptura “son las que ya vienen con conflictos y crisis sin resolver desde hace algún tiempo”. Una coyuntura como la actual solo hace que se manifiesten aún más esos problemas de base. “Esas parejas que no tienen recursos empáticos, las que no saben pedir ayuda, por ejemplo una terapia de pareja para ver cómo resuelven una situación, son las que tienen más posibilidades de caer en una crisis profunda y separarse”, concluye el sexólogo.

A extrañarse y admirarse

Edison Pazmiño, médico sexólogo y especialista en parejas que buscan auxilio, afirma que el hecho de estar 24/7 con la pareja es causante de muchos problemas, entre ellos el agotamiento: “El deseo sexual se activa más cuando se extraña a la pareja, es decir, cuando no existe una saturación de los estímulos que produzca fatiga, hostigamiento, agotamiento. Por eso, la clave para reactivar ese deseo sexual entre las parejas y evitar el agotamiento es extrañarse. Es recomendable que busquemos espacios dentro del hogar para nuestras cosas personales, independiente de que estemos en el mismo lugar”, aconseja.

Sin embargo, no basta con respetar los espacios de soledad del otro. También hay que ser buen coequipero que lave, que ayude, que aporte al cuidado de las cosas comunes. Y mostrar respeto por el otro en la convivencia diaria. Según Pazmiño, “lo que genera mayor agotamiento entre las parejas el día de hoy es la falta de atención, de colaboración, de solidaridad, de empatía y respeto”.

Explica Pazmiño que “cuando esta situación se presenta y la pareja no toma cartas en el asunto, una de las consecuencias es la pérdida de la admiración. Y esa es bastante difícil recuperar. Así que llegan otros factores a raíz de eso: el descuido, la monotonía, la falta de colaboración por parte de uno de los dos. Al final hay que hacerse la pregunta: ¿Yo quiero estar en esta relación? Si la respuesta es dudosa, hay que evaluar lo que está pasando“, concluye el experto.

Fuente: elpais.com.co